jueves, 25 de febrero de 2010

energia nuclear

Aumenta el consumo de ketamina y desciende el de cocaína en España



Junto con el Reino Unido, nuestro país es el que más cocaína consume de Europa
No obstante, la prevalencia de su uso, sobre todo en jóvenes, ha disminuido desde 2004
Naciones Unidas advierte a los gobiernos acerca del auge de las 'drogas de violación'


El consumo de cocaína ha caído en España, especialmente entre los jóvenes, pero se ha producido un incremento del uso de la ketamina, señala en su informe anual la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE).
España es puesta como ejemplo al tratar sobre la disminución del consumo de cocaína en Europa, ya que la prevalencia de su uso entre los estudiantes de secundaria pasó del 7,2% en 2004 al 3,6% en 2008.
En los dos países con mayor consumo de esa droga en Europa -el Reino Unido y España- "se ha observado una disminución del uso indebido de cocaína", indicó la JIFE, órgano independiente dentro del sistema de las Naciones Unidas que vigila la aplicación de los tratados de fiscalización internacional de drogas.
Este descenso en el consumo se ha registrado al mismo tiempo que ha caído el número de incautaciones de cocaína en España y Portugal, posiblemente porque los "narcos" han optado por vías de acceso a Europa peor vigiladas, como los Balcanes y otras zonas de Europa oriental, según el informe publicado hoy.
El pasado año, la JIFE ya elogió a España por su Plan de Actuación contra la cocaína, puesto en marcha en 2007 para dar respuesta al creciente consumo de esa droga en el país, y que alcanzó su punto más alto en 2005.
Anestésico veterinario en auge
Por el contrario, advierte de que es "motivo de preocupación" el creciente tráfico y consumo de ketamina, un anestésico de uso veterinario.
"El uso indebido de ketamina es cada vez mayor en los países de Europa, en particular en España y el Reino Unido. El tráfico de la ketamina interesa a los grupos delictivos organizados debido a su alta rentabilidad", indicó la Junta.
En cuanto al cannabis, en España se practican anualmente alrededor del 70% de los decomisos a escala planetaria, lo que supuso en 2008 la incautación de 628 toneladas de esa sustancia.
España se encuentra en segunda posición europea sobre la prevalencia del consumo de esta droga, por detrás de Italia y por delante de la República Checa y Francia.
El uso del cannabis, del éxtasis y de las anfetaminas se ha estabilizado o incluso disminuido en Europa, pero la JIFE advierte de que los consumidores de esas drogas pueden haberlas reemplazado por cocaína en Dinamarca, España y el Reino Unido.
La Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes también recoge la aprobación en España de la estrategia nacional de lucha contra la droga para el período 2009-2016, cuyos "principales elementos son la prevención, la reducción de la oferta y la formación".
Alerta por las drogas que facilitan la violación
El mismo informe de la ONU, que trata diversos temas relacionados con las drogas a nivel internacional, hace un llamamiento a los gobiernos para que dispongan los medios necesarios para combatir el creciente uso de las drogas que debilitan la resistencia y que se utilizan en violaciones y robos.
"Las nuevas sustancias psicoactivas se consiguen con más facilidad" puesto que están sometidas a un control internacional "menos estricto", indica el informe de la JIFE. Muchas de ellas se pueden comprar a través de farmacias ilegales 'on-line'.
El documento apunta que el fenómeno de la "droga de violación" es bastante nuevo, pero que avanza rápidamente, porque los agresores utilizan también sustancias no sometidas a fiscalización.
Para ello -dice- se recurre a sustancias de la familia de la benzodiazepina a fin de "debilitar la resistencia de sus víctimas y aprovecharse de ellas sin su consentimiento, despojándolas de sus bienes o ultrajándolas físicamente".
El flunitrazepam, que se comercializa con el nombre de Rohypnol, llegó a utilizarse tan comúnmente para perpetrar agresiones sexuales que recibió el nombre de "droga de violación", aunque últimamente su consumo se ha reducido mucho gracias a un control más estricto.
Los delincuentes recurren ahora a otras sustancias, como el ácido gammahidroxibutírico (GHB), un psicotrópico que hasta hace poco no estaba sometido a fiscalización internacional, y otros productos como la ketamina y la gamma-butirolactona (GBL), que se consiguen fácilmente en muchos países.

La actual generación de niños podría vivir menos que la de sus padres



35 millones de personas fallecen al año por patologías como los problemas de corazón
El tabaco, el alcohol y una alimentación inadecuada son importantes factores de riesgo


La actual generación de niños "podría ser la primera en muchísimo tiempo en tener una esperanza de vida menos elevada que la de sus padres", ha advertido hoy la directora general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Margaret Chan.
Al inaugurar la primera reunión de los participantes en la red mundial contra las enfermedades no transmisibles, Chan ha recordado que estas patologías se ceban cada vez más en personas jóvenes e incluso en niños que pueden sufrir de hipertensión y algunos tipos de cáncer.
A eso se agrega, según la responsable de la OMS, que 43 millones de niños en edad preescolar sufren obesidad o sobrepeso, una condición que genera riesgos para la salud a lo largo de toda la vida y gastos médicos potencialmente elevados.
En su discurso ante representantes de gobiernos, centros de investigación, entidades filantrópicas y el sector privado que participan en la referida red mundial, la directora de la OMS ha recalcado que las enfermedades que no se transmiten se han considerado propias a las sociedades de la abundancia, lo que no se aplica más en la actualidad.
Aseguró que esos males están ahora "fuertemente concentrados" en los países de ingresos medios y bajos, y en los grupos más pobres dentro de ellos.
Según los datos de la OMS, seis de cada 10 muertes que ocurren cada día en el mundo se deben a enfermedades que no se contagian, que pueden prevenirse y para algunas de las cuales existen tratamientos económicos.
Los expertos aseguran que una cuarta parte de los decesos que se les atribuyen podrían evitarse con medidas de prevención adecuadas.
En total, 35 millones de personas fallecen cada año por esas patologías, que incluyen problemas del corazón, derrames cerebrales, diabetes, cáncer, enfermedades respiratorias crónicas y desórdenes mentales.
De esas víctimas mortales, hasta el 80% se encuentra en países en desarrollo, donde los cuatro grandes factores de riesgo (consumo de tabaco y alcohol, alimentación inadecuada e inactividad física) tienden a aumentar.
También lo han hecho los factores biológicos de riesgo: aumento de la presión arterial, del colesterol, de la glucosa en la sangre y un alto índice de masa corporal (una medida calculada en función de la estatura y el peso de la persona).
Esta constatación derrumba el mito de que las enfermedades no transmisibles afectan principalmente a los países ricos.
Chan ha explicado que este cambio responde a "fuerzas globales que están formando las condiciones de salud en todo el mundo", como las sociedades que envejecen, la rápida y caótica urbanización y la "globalización" de estilos de vida insanos.
Esta situación, además, tiene un coste económico muy concreto, agregó. "El precio de la atención a enfermedades crónicas puede ser catastrófico para los pacientes, así como para los sistemas de salud, y llevar a millones de hogares por debajo de la línea de pobreza cada año", ha señalado Chan, quien por todas esas razones, aboga por la prevención

El "reciclaje" nuclear

Si algo llama la atención en el debate nuclear recién abierto en Estados Unidos es precisamente la falta de un “debate” real, por no hablar de la complacencia o de la desinformación a la que han contribuido los grandes medios.

Leyendo el editorial del New York Times, “Una apuesta razonable por la energía nuclear”, uno llega a la conclusión de que los residuos radiactivos no existen, como tampoco existen las “fugas” detectadas en 27 de los 104 reactores operativos en Estados Unidos, ni los problemas de seguridad, ni los efectos “colaterales” del uranio, ni las conexiones del “lobby” nuclear con la Administración Obama, ni la trama que ha permitido la reconversión de la moribunda industria en una solución “segura y limpia” contra el cambio climático.

La auténtica información, más allá de la decisión de Obama de triplicar los prestamos públicos (54.000 millones de dólares) para construir nuevos reactores, hay que buscarla con lupa en medios alternativos como Mother Jones, que revela cómo el “reciclaje” nuclear ha estado gestándose durante los últimos siete años en los circuitos de refrigeración de Washington.

El verdadero paladín del “revival” nuclear fue el republicano Pete Domenici, presidente del comité de energía del Senado durante la era Bush. Sus dos dignos herederos son ahora la republicana Lisa Murkowski y el demócrata Jeff Bingaman, impulsores de la “orwelliana” Administración para el Despliegue de la Energía Limpia (CEDA), que aspira a extender un cheque en blanco a decenas de proyectos nucleares sin la supervisión del Congreso.

Desde octubre del 2009, el demócrata John Kerry está negociando a puerta cerrada con los republicanos cómo incluir el “lenguaje nuclear” en la ley del clima, varada desde hace ocho meses en el Senado. El “reciclaje” nuclear y la apuesta por el carbón “limpio” son, a fin de cuentas, los dos grandes regalos de Obama a los escépticos del clima.

El presidente estaba también obligado a saldar su particularísima deuda: el gigante nuclear Exelon financió con 220.000 dólares sus campañas desde el 2003 y le prestó incluso a su impagable asesor para todo, David Axelrod. Obama eligió también a conciencia a Steven Chu como secretario de Energía y a John Holdren como consejero científico, a sabiendas de que los dos estaban dispuestos a “impulsar agresivamente la energía nuclear”.

Y en esto llegan dos grandes mitos del movimiento ecologista, el climatólogo de la NASA James Hansen y el fundador del Whole Earth Catalogue Stewart Brand, y rompen una lanza por “la nueva generación de reactores nucleares”. Bill Gates se apunta al clan “pro nuclear” y la onda expansiva llega de Seattle a Silicon Valley...

En el frente ortodoxo, sin embargo, Amory Lovins y Lester Brown apelan no ya a la conciencia ecológica sino a una cuestión práctica: a la energía nuclear no le salen las cuentas. El coste del kilovatio-hora de una central nuclear (14 centavos de dólar) es ya el doble del de un parque eólico de nueva planta (siete centavos).

Todas las energías reciben subsidios de una u otra manera, pero ninguna los devora con la misma fruición y a tan largo plazo como la industria nuclear. Hace apenas dos años, los gigantes financieros norteamericanas dirigieron una carta al Departamento de Energía justificando su resistencia a conceder créditos a al industria y alegando que las inversiones en enegía nuclear eran “demasiado arriesgadas”. La Oficina del Presupuesto del Congreso estimó por esas mismas fechas que el riesgo de incumplimiento de los proyectos nucleares era del 50%.

También en el 2007, la ciudad de San Antonio (Texas) y la compañía NRG Energy anunciaron un acuerdo para construir los dos reactores nucleares que iban a suponer “un hito para la energía del futuro”. En menos de un año, el coste inicial de 5.800 millones de dólares se había disparado hasta llegar a 13.000 millones. Dos años después, un informe externo calculó el precio real en 22.000 millones de dólares. El proyecto acabó en un fuego cruzado de acusaciones sobre el coste de los reactores.

Obama anuncia ahora que la Southern Company recibirá 8.300 millones de dólares de préstamos públicos para la construcción de dos reactores en Georgia. El presidente no sólo ha dado por zanjado el consabido debate ecológico, sino que ha subestimado sin duda la incipiente protesta popular por razones económicas.

“Nos sentimos muy decepcionados con la Administración Obama por sus planes para derrochar miles de millones de dólares de nuestros impuestos en la construcción de arriesgados reactores nucleares”, declara Glenn Carroll, coordinador de Nuclear Watch South. “Estamos ante un robo directo de la promesa de un futuro de energía renovable”.

El silencio de estos días ha sido el presagio, o eso parece, del auténtico debate. Más de 800 grupos como Greenpeace, Sierra Club o el Nuclear Information and Resource Service se han dado la mano bajo la campaña “Don’t nuke the climate” y han lanzado un mensaje muy directo al presidente Obama: “No apoyamos la construcción de nuevos reactores nucleares como una manera de hacer frente a la crisis del clima. Las energías revonables y las tecnologías de eficiencia energética son una manera más rápida, más barata, más segura y más limpia para reducir las emisiones de gases invernadero

jueves, 4 de febrero de 2010

Las bacterias inician la conquista del mercado de la alimentación


Hace unos 100 años que se sabe que las bacterias, además de producir enfermedades, pueden tener efectos beneficiosos. En la década de los 50 se acuñó el término probiótico para designar a los microorganismos vivos que, administrados en cantidades adecuadas, pueden ayudar a mantener un buen estado de salud. Los más conocidos son los lactobacilos y las bifidobacterias, popularizados a través de las campañas publicitarias desarrolladas por productores de yogures y leches que los contienen. Pero la población microbiana del intestino humano –la flora intestinal– incluye millones de bacterias de cientos de especies distintas. Los investigadores tienen ante sí todo un ecosistema por escudriñar.
El potencial terapéutico de esas bacterias amigas es inmenso. Pero, ¿cómo aprovecharlo? La industria alimentaria ha encontrado el modo: incorporándolas en productos específicos. Para ello es imprescindible averiguar, entre otras cosas, qué microorganismos tienen un efecto claro sobre la salud y qué dosis son necesarias para producir ese beneficio.
Los fabricantes se han metido de lleno en la tarea de investigar las propiedades de los probióticos porque han descubierto que constituyen un filón muy saludable y, por supuesto, lucrativo. Pero también porque la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, sus siglas en inglés) 'expulsará' del mercado aquellos productos que utilicen como reclamo efectos para la salud que no hayan sido demostrados fehacientemente. "Hasta el momento no ha sido aprobada ninguna solicitud de declaración de salud relativa a probióticos", señala Andreu Palou, jefe de grupo del Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad (CIBERobn), que ha sido vicepresidente del citado organismo europeo durante los últimos seis años.
La nueva normativa sobre alimentos funcionales –entre los que se encuentran los probióticos– entró en vigor hace un año y todavía no ha sido totalmente implantada. Entre 2010 y 2011, la EFSA dará a conocer la lista de alegaciones sanitarias que se pueden utilizar. La industria alimentaria verá cómo desaparecen de las estanterías de los supermercados muchos de los productos que se comercializan hoy en día. Ahora bien, aquéllos que sean capaces de pasar la criba verán reforzada su posición en el mercado y sus responsables podrán proclamar el respaldo científico con el que cuentan.
La sede del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) acogió recientemente unas jornadas patrocinadas por Danone en las que quedó patente la intensa actividad científica sobre probióticos que desarrollan diversos equipos españoles pertenecientes, en su mayoría, a organismos públicos. Estas son algunas de las líneas de investigación que sustentan la apuesta por los microorganismos saludables:
Enfermedades inflamatorias
El grupo de Yolanda Sanz, del Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos del CSIC (Valencia), ha constatado que la microflora del intestino de los celiacos presenta una mayor concentración de agentes potencialmente perjudiciales –bacteroides y enterobacterias– y una reducción de microbios beneficiosos, como las bifidobacterias. Hacen falta más ensayos, pero ya hay evidencias del papel regulador de la respuesta inflamatoria que pueden ejercer las especies 'Bifidobacterium longum' ES1 y 'Bifidobacterium bifidum' ES2 en estos pacientes.
Embarazo y lactancia
"Puede ser interesante usar probióticos para modular la microflora intestinal de la mujer embarazada y, a través de esto, la flora vaginal y, posiblemente, la del feto", según Juan Miguel Rodríguez, de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid. Este investigador coordina el grupo Probilac, que analiza, entre otras cuestiones, los efectos de la administración de un alimento probiótico a niños destetados sanos y a madres con mastitis (inflamación del tejido mamario).
Alergias
Esther Nova, del Instituto del Frío del CSIC (Madrid), señala que las investigaciones confirman que los probióticos podrían desempeñar "un papel modesto, pero beneficioso, frente a los múltiples factores que aumentan la susceptibilidad a las alergias ligadas al estilo de vida de la sociedad actual".
Estrés
Lo que se sabe en la actualidad sobre este tipo de microorganismos "es sólo la punta del iceberg", asegura Ascensión Marcos, del mismo centro científico. Esta experta parte de la base de que la tensión nerviosa hace que el sistema inmunitario esté más expuesto a procesos infecciosos e inflamatorios. Una adecuada alimentación puede paliar los efectos que causa el estrés. Su equipo ha investigado, por ejemplo, los efectos de los probióticos en universitarios que se enfrentan a los nervios de los exámenes.